martes, 29 de octubre de 2013

viernes, 25 de octubre de 2013

CAMBIA TU MANERA DE HABLAR

Lo que decimos afecta a nuestra forma de pensar y nuestra forma de pensar afecta a nuestro comportamiento. Por ello, si nos esforzamos por hablar de una determinada manera, cambiaremos nuestra manera de sentir y de actuar. Por ejemplo, si quieres sentirte mejor contigo misma, haz una lista de tus puntos fuertes y felicítate cada día por al menos uno de ellos. Con el tiempo, cambiarás la percepción que tienes de ti misma. Si quieres que tu hija deje de preocuparse por su peso, deja de hablar de ello. Con el tiempo, cambiarás la percepción que tienes de ti misma. Tenemos que lograr que nuestro sí quiera decir "si" y que nuestro no quiera decir "no". A menudo nuestro sí significa "puede" y nuestro no significa "déjame pensarlo y tal vez cambia de opinión". Nos volvemos locas rompiendo esta regla tan simple, y la mayoría de las mujeres del planeta lo hacemos. Por alguna razón (y esto es particularmente cierto nunca nos dirigimos a niños) pensamos que tenemos que justificar por qué hemos dicho "no", convenciéndole de que realmente queremos decir que no. Qué liberador es decir "sí" o "no", aceptar sus implicaciones y seguir con otra cosas. Pruébalo y no te arrepentirás. Recuerda que cada una de tus interacciones con la familia, tus amigas y tus seres queridos supone una nueva oportundiad para mejorar y hacer más efectiva la comunicación. Como deberes para hoy, propongo plantearnos: 1.- Hoy he dicho... 2.- Y en realidad quería decir... 3.- Podría haber dicho... 4.- El resultado deseado habría sido... Hasta pronto.

jueves, 17 de octubre de 2013

¿PUEDO COMPROMETERME PARA SIEMPRE?


La fórmula tantas veces escuchada- amar de verdad a una persona es querer compartir la vida con ella y envejecer juntos- suena a palabras vacías de sentido, huecas, en una sociedad hedonista que busca a toda costa el placer y el bienestar, y que cada vez es menos capaz de entusiasmarse por algo o alguien me que merezca realmente la pena. A este horror a sacrificarse por algo o alguien, a esta desgana de embarcarse en una aventura que supondrá trabajo, esfuerzo y riesgos.... se oponen las palabras entrega, generosidad y sacrificio. Que no ame el que no quiera sufrir, dice el refrán.
A este querer mirar sólo la cara fácil y placentera del amor- sin ver que esa es sólo una ilusión del amor, un falso amor- se suma el gran engaño del modelo de amor libre que pregona la  televisión, los best-sellers, el cine, muchos ídolos juveniles...Todos ellos muestran las bondades del amor ligth, sin papeles, sin ese aterrador "hasta que la muerte nos separe", sino "hasta cuando dure el amor". Además, han logrado acuñar el término "amor libre," como si la libertad en el amor fuese estar sin ataduras. Y se plantea ese  tipo de amor, sin vínculo de por medio, como la mejor forma de gozar del amor sin sufrir por amor.
Habrá que responder que la gran diferencia entre el animal y el ser humano radica en la libertad. Mientras el primero se aparea hasta saciar su apetito- equivalente a ese cuando se acabe el amor-, los hombre y mujeres conocer con su inteligencia al ser amado, quieren  con su voluntad a ese ser único que han diferenciado de todos los demás y, finalmente, con su libertad lo eligen con amor de predilección. Y que en el ejercicio de entregarse y darse al otro en el matrimonio, se aumenta la capacidad de dar, con el incremento paralelo en libertad.
Basta de confundir libertad con escoger a uno, luego el otro y después a otro más. Eso del amor libre es sólo ser esclavo de los instintos, del placer momentáneo, de la falta de decisión y voluntad personal.
Hasta Pronto.

domingo, 6 de octubre de 2013

NO TE TOMES A LOS SERES QUERIDOS TAN A PECHO

Cuando alguien que nos quiere nos hace daño, tenemos que distanciarnos de la situación y valorar sus palabras comos si fuéramos la madre de un niño pequeño. Piensa en cómo respondemos a nuestos hijos cuando son pequeños. Tiene rabietas, se tiran al suelo y gritan un sinfín de ridículos insultos contra nosotras. ¿Les respondemos pidiéndoles perdón o les mandamos a su habitación o a pensar en un rincón? Haremos lo segundo, espero. Cuando un ser querido nos hace daño, lo mejor para nosotras y para nuestra relación con él es hacer un simple ejercicio: repasa sus palabras como si fueran dirigidas a un amigo, no a ti. Al quitarnos de la escena por un momento, podemos analizar objetivametne sus palabras y tratar de ver si son razonales o no. Muchas veces las palabras no tienen nada que ver con nosotras y solo tienen que ver con el enfado. Piensa en una ocasión en que un ser querido haya herido tus sentimientos. ¿Sigue abierta la herida? ¿puedes revivir la experiencia, imaginándotela desde la perspeciva de tu ser querido? Llámale o escríbele algún tipo de mensaje, haciéndole saber lo que has aprendido sobre vuestra relación después de haber contemplado el conflicto desde otro punto de vista. Hasta Pronto